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Foto del escritorAdagio Corporación

Buses Escalera: memorias, colores y afectos en los caminos del Oriente antioqueño

“Agárrese bien al subir

no se vaya a resbalar

atención a las ramas del camino

que sin cabeza puede quedar.


No se baje sin yo parar

por el mercado no se preocupe

dele la mano al ayudante

y deje que él se ocupe”.


Coplas, instrucciones para subir y bajar de un Bus Escalera.


Por: Edison Orozco Toro, sociólogo-docente


Como si se tratara de una hormiga arriera, que remonta y desciende obstáculos, que zigzaguea por caminos estrechos de piedra, de polvo o de barro, aquí, entre montañas, es común observar a un ser policromado que a sus espaldas carga el peso de la economía campesina. Se trata de la versión más evolucionada del carguero, el buey y la mula; mucho más eficiente, rápida, con más fuerza y capacidad para adaptarse a las agrestes carreteras de la quebrada geografía de las cordilleras andinas. Les hablo de la Chiva, del Bus Escalera, de La línea, de aquel aparato híbrido, mitad máquina, mitad significado, que es símbolo de la ruralidad, y del que quiero resaltar cuatro cosas que me contaron.

El Azulejo de Abejorral. Ganadora de la segunda versión del concurso de Chivas Escalera, Fiestas del Maíz 2023. Foto de Edwin Loaiza, estudiante de la Escuela Normal Superior de Sonsón.


La versión más difundida sobre su nacimiento señala que fue hija de varios experimentos que se originaron a inicios del siglo XX en Antioquia. Inicialmente, ingenieros criollos buscaron modernizar los tranvías tirados por caballos, construyendo un híbrido con piezas del chasis de un bus tipo Pullman importado de los Estados Unidos. Y aunque el invento no resultó exitoso, ya fuera por el alto consumo de combustible, por sus pocas bancas o por su excesivo peso sobre las frágiles calles de la también naciente ciudad de Medellín, sí potenció la creatividad de otros inventores, como José y Antonio Montoya, de El Carmen de Viboral, que hacia la década de los veinte adecuaron en un camión el primer bus escalera de la región.


Como era de esperarse, esta invención se fue adaptando con diferentes piezas y elementos del contexto a lo largo del siglo XX. Por corazón le pusieron un motor de camión 600 u 800, que se traduce en enormes caballajes que empujan desde dentro sin reventar y desfallecer; la base de su piso fue de hierro, para darle solidez y estabilidad al ensamblaje de encima; del medio natural tomaron la madera del comino, el abarco o el canelo para construir su costillar (bancas, parales y capacete); de la primera banca salió la cabina del conductor, que sin mayores privilegios compartía el camino con usuarios y carga, mientras pitaba o hacía berrear el aparato como las chivas, para mandar señal a los pasajeros que se prepararan para abordar la línea; y desde luego, en la parte trasera ubicaron par de escalerillas para subir al segundo piso, al capacete, dando así lugar a otro de sus nombres genéricos.

Partes básicas de una Escalera. Ilustración tomada de la cartilla Buses Escalera. Andes-Antioquia 2023. Alejandra López, gestora cultural.


Los que conocen de esta especie de Frankenstein criollo recuerdan que las marcas más tradicionales son las Ford F 600 u 800, que salieron al mercado durante los cincuenta y los sesenta; también las Dodge D-600, “carebolas”, modelos que surgieron en los años setenta; luego las Chevrolet B-60 o C-70, durante los ochenta con sus populares “carecartón”; y en las últimas décadas se han comercializado las International y las Kodiak, aparatos más modernos que, mecánicos, soldadores, carpinteros, carroceros, talabarteros, pintores, entre otros artesanos, han ido acondicionando en esta amplia cadena de transformaciones que hacen de cada chiva un ente único e irrepetible. Atributo que los hace precisamente objeto de interés patrimonial. Cabe resaltar que como medio de transporte urbano fueron vigentes hasta los setenta, luego fueron restringidas hacia las zonas más rurales.


Por otro lado, las vestimentas de estas colosas son un homenaje a la diversidad cultural del país. En ese amplio repertorio visual Diana Valero (2020) menciona que en la región Andina ha predominado el dibujo geométrico, donde por medio de lápiz, escuadra, compas y pinceles el artista parte de un punto focal central para expandirse con infinidad de figuras visuales a lo largo de los laterales; en la parte trasera es recurrente encontrar o paisajes representativos de la zona o imágenes de la religión católica; y en la parte frontal se suele ubicar un tablero pintado sobre vidrio con el nombre de la línea. Aquí la paleta de colores es característica de lo cálido, enérgico y brillante, que van del rojo al amarillo. En la costa Atlántica por su parte se habla más de la pintura figurativa con elementos mitológicos y folclóricos, mientras que en el Pacífico y el sur de Colombia hay un interés por plasmar elementos de la naturaleza.


La apariencia de nuestras escaleras es llamativa, efímera y en continua búsqueda de significados, y si bien en sus inicios se pensaron como forma para atraer pasajeros, hoy en día son un elemento clave de diferenciación e identidad que nos dan cuenta de las técnicas, de las formas de ser, pensar y sentir del artista. Son el lienzo para que haga de ellas obras de arte en movimiento, sin que por lo general intervenga el dueño del vehículo. Al respecto son famosos los trabajos de Carlos Mario Arroyave, “Warro”, en el Oriente, los talleres de la familia Serna en Andes, los diseños de Castañeda en Aguadas, o los de “Pingüino” en Medellín. Recomiendo apreciar el libro Chivas, arcoíris en el camino (2018), del fotógrafo Carlos Pineda, otra obra de arte que aborda el proceso creativo y artesanal que hay detrás de una chiva.

Foto cortesía de Suroeste Turístico.


En lo que respecta a sus parientes hay que reseñar una variada gama de familiares. Las hay de cuatro, cinco y hasta ocho bancas; de carga o mixtas (con pasajeros y carga). Por varios países de Centro América como Panamá, El Salvador y México se extienden versiones similares. Es recurrente verlas también entre las montañas de Ecuador. Con adecuaciones en su altura y en sus bancas aparecen las famosas Chivas rumberas, que empiezan a manejar otros conceptos ligados al festejo urbano. Entre sus primos encontramos las Motochivas, que promueven el turismo en municipios como Guatapé, emulando algunos elementos visuales. Otro pariente lejano que guarda algunas semejanzas lo encontramos en Filipinas, donde se le conoce como Yipnis, adaptación de los Jeeps de la Segunda Guerra Mundial.

Foto de Edwin Loaiza, estudiante de la Escuela Normal Superior de Sonsón.


Muy altivas llevan su nombre grabado en la frente. De las aventuras con sus dueños ha salido un amplio repertorio de bautizos que dan cuenta entre cosas de su apariencia, de lugares, animales, amores, valores, anécdotas, creencias, sueños, sentires... La piel Roja, Negro de Oriente, El Rey de la Trocha, La Perla del Nare, El Bucanero, El Lobo Siberiano, El Palomo, La Tigresa, Clavel Rojo, La Juliana, La Coqueta, La nave del Amor, La tres Tiros, La Bondadosa, El Samaritano, El Avemaría, María Auxiliadora, La Cucarrona, El Ave Fénix, El Andariego, La Soñadora, La Siempre Viva… Son algunos de los nombres que nos muestran los rasgos de subjetividad y esencia que habitan en cada una de estas máquinas, de sus dueños, en suma.


Y es por ello que cada escalera es también un entramado de historias que se suben y se bajan en los caminos. Los hay quienes se hicieron ojitos, conversaron y entablaron amores en un paseo de chiva; no faltan los que nacieron en las bancas de una escalera mientras aguantaban por llegar a un centro médico; los accidentes se cuentan por doquier, aquellos que se cayeron del capacete por no prenderse bien, las volteadas y choques en la carretera con otros transeúntes, ante la fama de "acelerados" que tienen los choferes; el mercado que nunca llegó a casa y terminó en la alacena del vecino; los pasajeros variopintos y multifacéticos que allí han compartido bancas: marranos, gallinas, terneros, bultos, reinas, “damas” y "doctores" de la ciudad; la que ha pasado de generación en generación, que ayudó a criar y darle estudio a toda la prole y que hoy maneja la nieta; la época del conflicto y el transporte obligado de actores armados vivos y muertos; las razones y boletas mal interpretadas por el mensajero y el destinatario… En suma, un sinfín de anécdotas que encarnan a la máquina como si tuviera memoria y sentimientos.


Hacer un censo de ellas no es tarea fácil. En parte porque se nos ha vuelto paisaje verlas, en parte porque no hay un ente encargado de valorarlas culturalmente como es debido. Un ejemplo a seguir es la investigación de Alejandra López en Andes (2023), quien nos cuenta que allí existen a la fecha 41 vehículos, inventariados con motivo de su declaratoria patrimonial en 2004. Por estas tierras se dice que en Sonsón, Argelia y Nariño hay más de 50, en Abejorral 37 y en La Unión 2. También en el Oriente se destaca que en Guarne hay 31, en San Vicente 22, en Cocorná 14, en Granada 12, en San Rafael 10, en Marinilla, El Peñol y San Luis 7, en Alejandría 5, en Concepción 2. Cifras que no son oficiales claro está, pero que algunos interesados han venido recopilando en la región.


Y como la vida es de amores y de odios, las escaleras tienen sus detractores y defensores. De aquél lado están las nuevas máquinas que han venido incursionando en los transportes rurales, en parte por el mercado creciente de motos y carros particulares adquiridos por los campesinos; las modificaciones que entre los mismos conductores hacen a sus vehículos, exagerando en luces, calcomanías y accesorios que borran el legado artesanal del que son portadoras; sus primas las chivas rumberas, que entre sonidos estridentes y fiestas desvirtúan su conexión con la ruralidad; las normativas que emiten funcionarios que desde una oficina desconocen los contextos, prohibiendo o restringiendo cada vez más su circulación, ya sea por motivos de seguridad, de chatarrización o requerimientos a veces absurdos; y por supuesto, aquéllos que ven las chivas como símbolo pintoresco de atraso, que debería ser reemplazadas de una vez por transportes más modernos.


Del lado de los defensores están ante todo propietarios, conductores y ayudantes que han comprendido su valor cultural, cuidando y protegiendo cada uno de sus elementos; aquellos artesanos que desde sus oficios no alteran y preservan el componente patrimonial; gestores culturales que han leído que la mejor forma de entendernos en el presente es resignificando aquellos legados que nos identifican culturalmente, me acuerdo por ejemplo de Estefanía Marín y Lorena Mejía, y el concurso de Buses Escalera de las Fiestas del Maíz en Sonsón; interesantes también aquéllas propuestas de turismo rural que aprovechan las chivas como mecanismo de transporte y manera de potenciar los valores del campo; y por su puesto todas esas personas que se sienten conectadas cuando se suben a una de ellas, y se emocionan cada vez que escuchan la bocina balar entre montañas.


Memoria colectiva, identidades, ruralidades, saberes artesanales, función social y económica, sentido de pertenencia, legado del pasado, arte, colores, entramado de historias, rutas y caminos, tradiciones, creencias, significados, belleza, símbolos, afectos… son algunos de los conceptos que se me ocurren para argumentar que las Chivas están íntimamente ligadas al patrimonio material e inmaterial de nuestros territorios. Como gran parte de lo que nos define como grupo social, es evidente que estas viajeras incansables requieren de mayor atención, en especial de los entes culturales, que se sirvan de las declaratorias patrimoniales dadas por ellos mismos (Ministerio de Cultura Nacional, 2008), y emprendan las acciones relacionadas para proteger y salvaguardar a estos prometeos rurales.

La Alondra de Rojas. Chiva popular en el Sur Oriente antioqueño. Foto Adagio corporación.


Así pues, escribir este texto es también una forma de evocarlas en cada camino, en cada paraje, en cada lugar por donde pasan. En Sonsón, a mañana y tarde, su presencia al pie de la Casa de los Catorce Balcones compone una de las más bellas estampas; bajando a los termales de Nariño su presencia se anuncia mediante el polvero en el aire; en Argelia el amarillo más lindo es La Alondra de Rojas; en las calles de los abejorraleños es común estorbarles mientras bajan revuelto; en La Unión La Picarona, y La Tigresa de "La Mona" (Sandra Valencia) lucen mejores trajes que el famoso tractor; en Granada cada sábado se confunden entre campesinos, pacas de panela y mercados; en la autopista siguen siendo las reinas del transporte intermunicipal entre Guarne y Rionegro; y por allí, en La Galería, presenciamos cada mañana una suerte de disputa con los camiones, compitiendo por surtir de alimentos a la ciudad, y no desaparecer con su legado a cuestas. En fin… las “vuelvo a pasar por el corazón” en los paseos que los orientales hacemos desde nuestros pueblos a parques recreativos como Comfama de Rionegro.


Fuentes de apoyo


- Aupan. (06 de diciembre de 2016). Documental la chiva, escalera o línea una tradición que perdura [Vídeo] YouTube.


- Chivas Pasión y Cultura. (s.f). [Página de Facebook].



- López Rodríguez, A. (2023). Inventario y Caracterización de los Buses Escalera del municipio de Andes: Patrimonio Rodante. [Trabajo de grado profesional]. Universidad de Antioquia, Andes, Colombia.


- López Rodríguez, A. (2023). Buses escalera. Andes Antioquia 2023 [Cartilla digital]. https://www.conexionsur.co/post/crean-cartilla-digital-con-informaci%C3%B3n-de-los-buses-escalera-de-andes


- Marín, Estefanía; y Mejía, Lorena. (2023). Guion Desfile y concurso subregional de Buses Escalera. [Documento digital].


- Pineda, Carlos. (2018). Chivas, arcoíris en el camino. Carlos Pineda editores. https://carlospinedaphoto.com/chivas-arcoiris-del-camino/


- YUPAK. (06 de mayo de 2022). La historia de la chiva colombiana o el bus escalera una tradición sobre ruedas [Vídeo] YouTube.

- Valero, Diana. (2021). Chivas Colombianas y sus repertorios visuales. Revista La Tadeo De Arte, n. 7(7), 152-175. https://doi.org/10.21789/24223158.1703


- Valero, Diana. (2020). El trasegar de las chivas en Andes: su religiosidad popular y vicisitudes en tiempos de COVID-19. Nexus, (28), 1-18. https://doi.org/10.25100/nc.v0vi28.11388


- Vamos conociendo. (27 de septiembre de 2023). Sonsón Antioquia: ¡Concursos de Buses Escaleras en su Máxima Expresión! [Vídeo] YouTube.


- Diálogos con conductores de chivas, ayudantes, artesanos y gestores culturales de la región del Oriente antioqueño.



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